Arrancamos las visitas a las instalaciones del CERN con una parada muy especial: la estación de pruebas SM18, la zona donde se prueban y validan los imanes superconductores y las cavidades de radiofrecuencia de los aceleradores que hacen posible experimentos como los del LHC.
En este espacio se trabaja a temperaturas cercanas al cero absoluto (-271ºC) usando helio líquido para enfriar los imanes que guían las partículas a velocidades cercanas a la de la luz. Es decir, aquí se comprueba que todo funcione a nivel técnico antes de que llegue al túnel.
Ver cómo se ensayan, validan y ajustan tecnologías tan avanzadas ha sido una experiencia impresionante. En el SM18, la física se vuelve tangible: cables, bobinas, sensores y criostatos que parecen sacados de una película... pero que hacen ciencia real todos los días.
Y esto no ha hecho nada más que empezar. El CERN es mucho más que teoría: es ingeniería, cooperación y trabajo en equipo a escala global.
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